Tuesday, August 08, 2006


El Navegante
Viamonte entre Alem y Bouchard

Cruzar la puerta de El Navegante es pasar de un mundo a otro. Dejará atrás los vidrios espejados de la City Porteña para llegar a esa Buenos Aires antigua de cuando El Bajo era de los marineros, los tugurios y las profesionales del amor.
De tanto estar afuera del “circuito fashion” fue redescubierto por un puñado de intelectuales, artistas y mediáticos que ya pegaron la vuelta del restó y el diseño.
No hay como la prueba de la tortilla española para medir la calidad de una cocina y en este caso fue superada con holgura. El abadejo a la gallega es perfecto (el plato a pedir) y el hígado a la lionesa muy bien preparado aunque algo pasado de su punto. El conejito a la cazadora tampoco estuvo mal. Para el postre recomendamos el flan casero. Los precios son más altos que el bodegón medio pero sorprendentes si los comparamos con los sofisticados locales de la zona.
La atención de nuestro viejo y querido Laurenciano fue insuperable (trabaja a la noche). Un conocedor del oficio como ya no quedan: sabe que su rol es secundario pero, sin querer, se vuelve protagonista a fuerza de consejos sabios, palabras justas y una tonada gallega que vale la pena escuchar. (Como bonus track presenciamos su abrazo de bienvenida al locutor Alejandro Apo).

Y a nuestros seguidores (cada vez son más) que reclamaban menos pescado a la parrilla y más jamones colgando, ahí tienen.

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Thursday, August 03, 2006


Comedor Ti-Mar
Ruta 12 km.110. Zárate (50 mts. antes de la subida al segundo puente) 155-3316989

Elegimos este simpático comedor entre los puentes de Zarate-Brazo Largo, para inaugurar nuestra sección de “afines”. Camioneros refinados y viejos pescadores suelen llenar el salón por lo que es aconsejable reservar.
Más que elegir platos, hay que ponerse en manos de Mari, la adorable dueña del lugar que mandará frituras de surubí, bagre de mar y patí. Pero el plato fuerte será la especialidad de la casa: boga a la parrilla de color dorado y sabor a leña de quebracho. Mire a los avezados comensales a su alrededor y aprenderá a “caranchear” la pieza en busca de las mejores porciones. Para acompañarlo recomendamos el siempre noble Rincón Famoso.
El lugar está decorado con redes, cabezas de surubí y un fresco con extraños peces pintados en el mostrador. Un lugar sin lujos pero con el esfuerzo amable de Mari y de Tito. Los precios no superan los quince pesos por persona. Los postres fueron los de siempre y como cierre nos ofrecieron caña con ruda: una tradición correntina que se prepara el 8 de diciembre y se toma el 1 de agosto, en sólo tres tragos, para ahuyentar los males del cuerpo.

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